Agricultura

Fran Hernández: “Mi familia es de la hostelería pero la agricultura engancha”

Fran Hernández posa para la fotografía. Fran Hernández posa para la fotografía.

Fran Hernández posa para la fotografía. / Javier Alonso

Escrito por

· Carlos Javier Lillo

Redactor de Finanzas y Provincia

Llegó como se llega a los sitios, por accidente. La vida de Fran Hernández probablemente diera un vuelco cuando se enamoró de su pareja. De un hostelero resignado con unas condiciones no demasiado gratas, el problema que tantas veces se denuncia tiene nombres propios, pasó a ser un motivado agricultor en el invernadero de sus suegros, quienes le dan un jornal por su excelsa labor. Le pillan los enviados especiales al cultivo tomando el desayuno, un bocata de sobrasada, antes de volver a la faena. Al rato estará sentado en un objeto difícil de definir, entre un triciclo y una carretilla sin respaldo, cuidando cada una de sus plantas.

–Eres el más joven de todos quienes pueblan esta superficie, ¿Cuánto tiempo llevas aquí en el invernadero de tus suegros?

-Pues llevo cuatro años ya aquí con ellos, unas tres campañas y media más o menos. Era la primera vez que trabajaba en el campo. Me metí porque el otro empleo la verdad es que no me convenía y estar en el campo me garantizaba un futuro mejor que el que podía tener en la hostelería. No lo conocía pero la verdad es que cuando probé, me gustó y me quedé. Una vez que estás dentro ya no te vas, la agricultura la verdad es que engancha, nunca lo pensé.

–Hay que contarle al lector lo que ocurre mientras se desarrolla esta entrevista en pleno invernadero pese al calor. ¿En qué estás trabajando ahora mismo?

–Ahora mismo lo que estamos todos haciendo es limpiar la planta, que siempre hay que dejarla lo más limpia posible. La idea con esto que hacemos es que pueda crecer lo más rápido posible y mientras tanto vamos limpiando también los ramos, que deben estar de la mejor forma posible para cuando llegue el tiempo de la cosecha. La planta tiene aún poco tiempo, hará que la pusimos un mes y yo supongo que en unos dos meses más o menos estaremos ya haciendo la primera recogida de lo que estamos ahora cultivando.

–A quien sea urbanita como este cronista, nada malo, y no conozca cómo son los tiempos en los que se trabaja seguro que le interesa poder saber qué tiempo y con qué plazo se planta

–El año se resume en la fase de crecimiento desde que la plantas y a los tres meses, ya dependiendo de si haces una campaña corta o larga, le cortamos la cabeza y ya solo hay que esperar para que vaya engordando el tomate hasta que madure, esa es la segunda fase. Nosotros lo hacemos así porque optamos por tener una campaña corta. Lo último ya es la recogida del tomate y final vamos (dice mientras expresa una leve carcajada).

–Se tiene que pasar así el año volando, eso desde luego. Ya son cuatro. ¿Te ves viviendo toda la vida del campo?

–Yo siempre que pueda voy a seguir aquí. Piensa que en la provincia de Almería si no piensas en que la agricultura es futuro no sé que lo va a tener. Claro que me veo trabajando muchos años más, esto engancha. Yo nunca me imaginaba que iba a trabajar de esto, yo vengo de una familia que es autónoma pero en otro sector, el de la hostelería, mis padres trabajaban ahí y a mi de hecho no me gustaba la agricultura pero ahora sí que me veo.

–Hace en este invernadero bastante calor, ¿Cómo se van sobrellevando las altas temperaturas?–Aquí se pasa un poquito mal, hay etapas en las que cuesta. Ahora lo tenemos todo cerrado porque estamos en la fase de crecimiento y lo que interesa es tener en el invernadero una temperatura superior a los veinte grados. En el exterior, el termómetro marca diecisiete. Ahora es el peor momento, luego en el verano tenemos el ‘blanqueo’ y no estamos tan mal.

–Hay un dato en el que se repara y es que cada vez hay menos superficie destinada a la producción agrícola, ¿esto se nota?

–En mi zona cada vez hay menos gente joven que se dedica a lo agrícola, eso lo ves, y en los cuatro que hay la agricultura conlleva mucho trabajo, no puedes albergar mucha capacidad de acción. Yo creo que a la gente joven no le gusta la agricultura.

–¿Por qué?

–Yo creo que es por el trabajo. La agricultura es una labor que es muy física. Este no es un trabajo fácil tampoco. Yo creo que eso es lo que influye en que la gente ya no se quiera dedicar.

–Hay ahora muchas protestas en el campo, ¿eso ahora cómo lo vivís desde el interior de la provincia?

–Bueno, a nosotros esto parece que nos coge lejos pero realmente también te perjudica en el sentido de que los bajones de precios nos perjudican igual. A nosotros nos perjudica lo mismo que al de gran extensión como al pequeño agricultor y aunque pueda parecer que nos pilla lejos nos afecta de igual manera. Es verdad que aquí en el interior, como hacen unas mejores temperaturas, nosotros llevamos un ritmo diferente al de El Ejido o La Cañada. Cuando nosotros podemos estar dentro del invernadero, ellos no. Nosotros, por ejemplo, estamos cosechando en junio y julio y en ese mes plantamos otra campaña mientras que el resto no puedes meterte en un invernadero con el calor que hace. Gracias a eso es lo que nos permite ir salvando los precios pero si nos pusiésemos a plantar en la misma fecha que El Ejido y La Cañada los costes te digo que no darían porque tienes que llevar el producto hasta la capital y eso implica que el producto ya te está costando más sacarlo de aquí porque tienes que desplazarlo.

–Uno puede imaginar que la falta de lluvia no se está sufriendo tan dramáticamente como sí en otras partes. ¿Esta creencia es certera?

–Aquí, que yo sepa, estamos bien. Nosotros no tenemos ningún problema con la sequía, esto no está llegando. También es verdad que nosotros estamos en la zona de Sierra Nevada y claro, si nos quedamos sin agua aquí el problema lo tienen entonces abajo.

–Un mensaje de aliento para que los jóvenes se dediquen al campo.

–Aquí el futuro está asegurado, está todo preparado.

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