Deshonor de primera

Portadores de un brazalete que no representan un hilo de la camiseta que llevan

D URANTE toda la temporada, había algo dentro de mí que me dejaba intranquilo. Esa sensación de estar escribiendo que el equipo estaba en Segunda y que, por arte de magia, me tuviera que comer mis palabras. Sin embargo, se han encargado de no desdecir ni una línea de lo que he ido escribiendo en los últimos meses de un Almería que firmó el descenso el pasado fin de semana, aunque ha estado en negociaciones con él desde agosto. Ha sido un año absolutamente desastroso a todos los niveles. Pero ya ha llegado el final (a falta de esas cinco jornadas en las que todavía queda sufrir algún que otro partido vergonzante). Un desenlace como cuando pones fin a una relación tóxica, en la que acabas con un desapego tal que difícilmente se podrá recuperar cualquier vínculo con la mayoría de jugadores que han pasado este año. Tras el pitido final, solo Robertone y Suárez dieron la cara. Un gesto que, dentro de la valoración de cada uno, honra a los dos. Sin embargo, ni Pepe Mel ni, por supuesto, nadie de los que mandan se dirigieron a los futbolistas a recordarles que habían bajado a Segunda como el segundo peor equipo de la historia. No está de más mencionar el dato, porque, viendo a tipos como Embarba, da la sensación de que las cosas no han ido tan mal. Quizás el atacante representa todo lo malo de ese vestuario: una ridícula campaña acompañada de declaraciones prefabricadas y la tomadura de pelo que supone reírse de la afición en cada comparecencia. Para más inri, el madrileño es uno de los capitanes. Portadores de un brazalete que, en cualquier caso, no representan un hilo de la camiseta que llevan. Pues eso, el descenso que tanto esperábamos ya ha llegado. ¿Y ahora qué? Pues a confiar en subir lo más rápido posible. Aunque con muchos de estos jugadores bien lejos.

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