De unos años a la actualidad, han surgido como setas cantidad de defensores de la naturaleza, y la misma o más cantidad de expertos en cambio climático que en muchísimos casos han puesto de actualidad aquel dicho de hace unas décadas que decía que: “los ecologistas son como los tomates, que empiezan siendo verdes, pero acaban siendo rojos”.

Por otra parte, también han surgido otros amantes del ecologismo y la reducción de emisiones muy hipócritas, ya que desde sus puestos de responsabilidad predican una cosa y hacen la contraria. Véase lo poco dados que son los dirigentes políticos a volar en aviones comerciales y lo muy dados que son a esos automóviles de gran cilindrada que tienen como coche oficial, y a los que siempre acompaña una multitud de coches semejantes como escolta. Recientemente, el investigador de la Universidad de Londres Jason Hickel ha publicado un trabajo en el que expone que el consumo de la Unión Europea (excluyendo Reino Unido) ha sido responsable del 20 % de las emisiones históricas de gases de efecto invernadero y que su deuda climática ascendía ya en 2015 a DOSCIENTAS SIETE MIL MILLONES DE TONELADAS de CO2eq. Es decir, en 2015 la UE había consumido más de un 200 % de su presupuesto de producción de CO2. Justicia sí, pero no por mi casa.

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