Anteayer jueves teníamos en Almería: concierto de la Big Band Clasijazz con la extraordinaria multiintrumentista Gunhild Carlin en el Maestro Padilla; a la misma hora, en el Apolo había un magnífico espectáculo del ciclo Delicatessen: ·”Vacío”, de la compañía La Rous; la notable banda indie “Loudly” en La Guajira. El viernes tenemos cante en El Taranto, Cine Club en el Apolo y el inicio del Ciclo de Improvisación Escénica en la Fundación Unicaja. Y estas son solo las que conocemos y a las que iríamos si tuviéramos el don de la ubicuidad. Hasta el punto de que nos planteamos ir cada uno a un sitio y luego contárnoslo mutuamente. Hoy sábado, dios dirá.

Y dirán ustedes ¿a qué viene esta “cartelera de espectáculos” a toro pasado y que todo el mundo pudo leer en los medios? A que no estamos dispuestos a dejarnos arrastrar por el clima de crispación, odio y espumarajos por la boca que nos están montando desde tribunas políticas y desde medios de comunicación que más parecen portavoces de los más ultras de los citados políticos. Y, por lo que vemos, no somos solo nosotros los que nos vamos de cines, teatros, conciertos, vinos y similares. Desde hace meses observamos que todos los espectáculos y conciertos citados (y los muchos más que no citamos) ponen el cartel de no hay billetes casi todos los días. Antes ibas a la taquilla unos días antes –incluso el mismo día- y pillabas entradas casi siempre. Ahora te tienes que ir a la consabida página web en cuanto te enteras de que está anunciado el espectáculo; y ves con decepción que ya están ocupadas casi todas las buenas y solo quedan las de “visibilidad reducida”, o sea, que están detrás de las columnas del Apolo, o detrás de las palmeras de la Plaza Vieja o del claustro de la Catedral. Y no digamos para ir a comer o a tomarse unas copas. Durante treinta y tantos años reservábamos la mesa para nuestra comida semanal dos horas antes (en más de un local, hoy famoso, ni avisábamos), y ahora tenemos que reservar como mínimo una semana antes. Y si es en época de Semana Santa, Navidad o similares, reservamos el mes antes. O no comemos. Y no digamos el trascendental referéndum que han hecho en Sevilla para ver cuántos días abren las mil y pico casetas. Es decir, que el país no se hunde como profetizan a diario los portavoces oficiales u oficiosos, los libelistas sobrecogedores y demás ralea. España va bien, como decía Josemari cuando gobernaba él.

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