Me estoy autoconvenciendo de que debo prestarle más atención a Sevilla. No se me mete en la cabeza de que aunque Almería está donde tiene que estar, que la que está lejos es Sevilla, quiera yo o no quiera, van a continuar dándose dos circunstancias, la primera, que Sevilla es especial, y la segunda, y consecuencia de la primera, es que da mucho juego para el asunto de contar “cosas”, y digo “cosas” porque tampoco son temas en los que nos vayan la vida al resto de los que creemos en Andalucía, en el Manifiesto canción del sur, en la Nueva narrativa andaluza, en el grupo No me pises que llevo chanclas, en Carlos Cano y en Antonio Burgos, en Federico y en su Camborio, en los salmonetes del Perdigal, y por supuesto, en Curro. Toda esa introducción viene a cuenta de que a los socialistas sevillanos se les han contaminado los ordenadores de su sede, o algo por el estilo, y no han podido pagar a tiempo en el Ayuntamiento de Sevilla no sé cuántos eurillos por la caseta de la feria de Abril de este año. ¡Ay que jod...! Con lo que ha sido ese psoe, que ha funcionado siempre como un reloj suizo, que llevaban pagando religiosamente toda una vida la susodicha tasa, y por mor de la informática pierden la caseta, ¡casi ná! Y encima va el alcalde capitalino y les dice que ni averías, ni bichos informáticos, ni ná de ná.

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