Que nadie vaya a quitar/de la playa de Almería/el Cable del mineral/yo fui minero algún día/y no lo quiero olvidar. Esta letra la escribí en defensa del Cable Inglés cuando su permanencia en las Almadrabillas estaba en entredicho y la incluí en el libro de letras flamencas que publiqué con el título "Del Taranto a la Alcazaba". Consta de cinco versos sencillos que corresponden al cante por tarantos, propio de los mineros y de Almería. Con pocas palabras, lo que se percibe es un interés por su valor histórico y sentimental, frente a una campaña promovida por un aluvión de voces detractoras que se referían al Cable como un montón de chatarra que había que demoler. Afortunadamente ganamos la batalla quienes apostábamos por su permanencia y hoy, vista su restauración bajo la dirección del arquitecto Ramón de Torres, a su valor histórico añadiría un valor estético. Se construyó como medio de transporte para embarcar el mineral procedente de las minas de Alquife, de la compañía inglesa The Alquife Mines Railway Limited, y fue inaugurado en el año 1904 por el Rey Alfonso XIII como una obra vanguardista de la arquitectura del hierro. Hasta el año 1970, veíamos circular los trenes por el cargadero, procedentes de la estación del ferrocarril, para descargar el mineral de hierro en las bodegas de los barcos. Habiendo terminado su función peligraba su conservación, pero, afortunadamente, no se derribó como muchos pretendían. Entre sus defensores hay que destacar a José Guirao, un político que, siendo diputado provincial, apostó en el año 1984 por su permanencia y movió los hilos para que fuese declarado BIC. La declaración definitiva se produjo en el año 1998, impidiendo su derribo. En el año 2009 la Junta de Andalucía aprueba un proyecto de restauración que, por fin, lo hemos visto acabado en 2023. Lo que en su día fue un cargadero que permitía trasportar el mineral de hierro desde la estación del ferrocarril a los barcos, hoy se ha convertido en un paseo peatonal y mirador del mar Mediterráneo de gran atractivo. No creo que una vez restaurado pueda haber alguna duda sobre su consideración como una obra ejemplar de la arquitectura del hierro y uno de los monumentos que, a partir de ahora, van a ser más significativos de Almería. Su relación con la minería simboliza parte de la historia de Almería y su magnífica presencia en las Almadrabillas es un regalo con vistas desde el horizonte marino hasta la Alcazaba.

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