El medio y el ambiente

2,50 euros bien invertidos, que no gastados

Y menos se me ocurriría cuando yo no doy ejemplo de austeridad ni de respeto hacia el uso de “lo colectivo”, por usar su lenguaje típico

Hay un autobús que utilizo con frecuencia y que me lleva a la esquina del Paseo del Prado con Atocha, parada en la que me bajo y comienzo mi paseo hacia Infanta Isabel. Es un paseo que me encanta porque paso por la célebre Cuesta de Moyano, donde algunas veces me acerco a las librerías de viejo, que tienen un sabor y un olor especial. Sigo, paso por la puerta del número 1 del Paseo de la Infanta Isabel, donde está el Palacio de Fomento, donde trabaja el ministro de agricultura, me paro y le echo una ojeada a las cariátides de la fachada de la puerta principal, pues no me canso de verlas y sigo hasta el número 15, que parece “ná”, pero para mí es una excursión, y allí me merco unos cuantos libros viejos, que me parece que me salen a 2,50 € porque no me aclaro con las cuentas que me hace el dependiente según el número de libros que llevo, y a la vuelta me tomo un café en la terraza de un hotel que hay junto a la librería, y ahí empiezo a analizar y saborear mi compra. Hace unos días me “merqué” uno de Julián Marías, del año 1976. Como su maestro Ortega y él mismo son mis dos filósofos españoles preferidos, lo estoy disfrutando, y me he encontrado unas líneas que transcribo a continuación: “El populismo tiene “ciertamente atención” principalmente entre los jóvenes, porque apela a sus sentimientos izquierdistas (solidarios, generosos, rebeldes), pero no sobre las masas, sino sobre pequeñas minorías de estudiantes, escritores, artistas como un movimiento “elitista” y nada popular. Y a la larga es muy difícil sostener esa imagen programática sobre el telón de fondo de la realidad de los países en que el comunismo domina. Cuando era solo aspiración, la cosa era más fácil; cuando un tercio del mundo está regido por él, cada vez es más difícil persuadir de que “se trata de otra cosa””. 50 años después de la publicación del libro, ya no es esa la cifra de comunistas y de populistas, pero “las que entran por las que salen”, lo cierto es que no tiene importancia la cifra real, pues lo cierto es que a una persona que vive en la Europa de 2024, yo no le ofrecería “las bondades” ni del comunismo ni del populismo, frente a la de los partidos civilizados que hay, tanto en los gobiernos como en las oposiciones, de los países de la Europa actual.

Y menos se me ocurriría cuando yo no doy ejemplo de austeridad ni de respeto hacia el uso de “lo colectivo”, por usar su lenguaje típico. Vamos a ser serios y congruentes, por favor.

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