El edificio de Correos va a dejar su lugar a un nuevo edificio para el que el Ayuntamiento capitalino convocó un concurso, no sé si de ideas o de proyectos o de ante-proyectos, y que ya ha decidido el edificio que se va a construir en su lugar. Para una vez que no hay prisas, pues no suelen ser buenas consejeras, por lo visto ya han decidido el bodrio que quieren levantar en su lugar.

Hace unos días que, en este periódico, Moreno publicó, hace unos días, una viñeta muy concreta, sobre el peligro que suponía el hallazgo de una colonia de gatos, para las obras del soterramiento. ¡Ya quisiera yo explicar el suceso con la misma brillantez y concreción que el dibujo de Moreno!

¿Qué relación hay entre los dos párrafos anteriores? Pues que destrozar el entorno del edificio de Correos ya lo hicieron una vez derribando el que había, y construyendo el de hormigón. Y que una colonia de gatos en cualquier sitio “trae cola”, pero en Almería más. Y si es en las obras del soterramiento, trae más cola aún.

Pero las dos circunstancias a la vez, solamente se pueden dar en Almería. Para una vez que el Ayuntamiento no tenía que edificar nada y dejar un jardín, va con prisas. Donde tenía que haberse construido ya, han aparecido los dichosos gatos. ¡A ver quién le pone, ahora, el cascabel al gato!

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