El medio y el ambiente

Música en ese mundo de ruídos

En el caso de Serrat, “A fuerza de años, sus armonías se han hecho reconocibles, un factor para calar en el gran público

Me parece que fue el sábado pasado cuando me llegó al correo un nuevo número de la revista The Conversation, con un artículo del Profesor Gamella González de la Universidad Internacional de La Rioja, que le ha dado forma, en mi cabeza, a algunas ideas que tengo sobre la música que, afortunadamente, escapan de la influencia de mi mal oído musical y no musical.

Como no me atrevo a tocarlo, pienso que lo mejor que puedo hacer es casi transcribirlo y así no cometeré ningún desaguisado con el texto. Así que vaya por delante una afirmación que me ha animado: “Una buena pieza musical es un sistema modular en equilibrio. La melodía, el ritmo, el timbre o la letra quedan impresas y son accesibles durante años, incluso para aquellas personas que con la edad presentan ciertos déficits cognitivos”.

“Nuestro cerebro involucra a diferentes regiones en el análisis y reconocimiento del “imput musical”. Disgrega la letra del contorno melódico, separa el ritmo, el pulso y el timbre, organiza la tonalidad, las intensidades y la dinámica, separándolo todo de lo que es ruido o señal no musical.”

En el caso concreto de Serrat, “A fuerza de años, sus armonías se han hecho reconocibles, un factor determinante para calar en el gran público. Esto no quiere decir que estemos ante una música facilona; son muy pocos los artistas que han interpretado sus temas con el porte que él les imprime. Su carácter referencial ha determinado el grado de atracción y los vínculos emocionales que nos despiertan.”

“Las canciones de nuestra vida dan acceso a momentos muy especiales y relevantes. Con ellas podemos reelaborar situaciones y reconstruir estados emocionales con un encuadre positivo y así afrontar la dificultad física o mental del momento presente.”

“De esta manera, la obra de Serrat ha sido una gran aliada para nosotros. Su variado repertorio nos ha servido para acompañar terapéuticamente los procesos de enfermedad de centenares de personas no sólo de España, sino también de América, pues forma parte del inconsciente colectivo de varias generaciones.”

Coincido con el Prof. Gamella, y me ha ayudado a entender por qué me gusta tanto escuchar al propio Serrat o a Sabina, sin olvidad el Coro de los Esclavos Judíos de Nabucco de Verdi y libreto de Solera, o la 5ª de Beethoven, o algunas canciones de Gerena cantando a Miguel Hernández, así como José Menese a quien le guardo especial afecto.

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