Se cumplen 216 años de una de las fechas trascendentes de nuestra historia. El Bando de los Alcaldes de Móstoles del 2 de mayo de 1808 contra la invasión napoleónica de España. Apenas hace una semana que fuimos obsequiados con una singular “carta a los Hispanos”. Cosas veredes, le dice Don Quijote a Sancho. ¡Vaya que las estamos viendo! Epístola victimista. Su autor se cree dominus et deus.

Le preocupa su paso a la historia. ¡Será por méritos! Sus convenidos y amorales acomodos de opinión. La historia nos enseña que hay personas, hechos de la sociedad civil y de las naciones, que dignifican a la humanidad. Igualmente aprendemos el daño que hacen los abusos de y del poder.

El mal que desatan personas amorales con poder político, escudadas tras ideologías sectarias. Manosean las instituciones.

El victimismo, es un rasgo característico de los tiranos. Parlotean sin cesar sobre justicia y libertad. Sobre repartir la riqueza, democracia, respeto y progreso. Rancios políticos profesionales. No tienen formación, profesión, arte, industria ni oficio. Cuando a todo le ponen social, memoria, progresista, líneas rojas y democrático, es que estamos en un peligro totalitario evidente. Jamás hay que rendirse a la barbarie. Debemos recordar todo lo que la historia nos enseña al respecto. Madrid, 2 de mayo de 1808. Arco de Cuchilleros, uno de los diez accesos a la Plaza Mayor.

El fraile Antonio, vecino del Convento de San Gil, alienta al pueblo a luchar contra los invasores franceses. 51 de los 94 presos que había en la cercana cárcel de la Corte, piden que los dejen salir para luchar contra los franceses. Salieron. A caballo llegan las noticias del levantamiento de la capital hasta Móstoles. Juan Pérez Villamil y Esteban Fernández de León, destacados políticos, estaban en la localidad. Se reunieron con los alcaldes Andrés Torrejón y Simón Hernández. Acordaron firmar el bando escrito por Villamil, para informar sobre lo que estaba sucediendo en Madrid.

Llamaban a la rebelión contra los franceses y la ayuda armada de la capital. “Señores justicias de los pueblos a quienes se presentare este oficio, de mi el alcalde ordinario de la villa de Móstoles. Es notorio que los franceses apostados en las cercanías de Madrid, y dentro de la Corte, han tomado la ofensa sobre el pueblo capital”. Rápidamente se extendió el llamamiento.

Así comenzó la Guerra de la Independencia.