El medio y el ambiente

Los siete niños de écija

La historia-leyenda de Los Siete Niños de Écija podemos leerla y entenderla como hecho histórico

La historia-leyenda de Los Siete Niños de Écija podemos leerla y entenderla como hecho histórico, o como leyenda. Para lo primero, doctores tienen la Iglesia, que reza el dicho, y la UAL, Dicho sea sin ánimo de señalar. Por lo tanto, yo prefiero la leyenda: es más del Sur, y es más amena. Además, se presta más a adaptaciones.

Pasando por alto el detalle de que sí eran de Écija, pero no siete, prefiero centrarme, en primer lugar en “la wiki”, donde aclara que iniciaron sus aventuras en 1808 como guerrilla patriótica, bajo el mando del capitán Luis de Vargas.

Y de lo anterior, pasamos sin solución de continuidad a la leyenda, que es más amena y, no por ello, menos auténtica. Para ello echamos menos del andaluz Fernando Villalón-Daoíz y Halcón, conde de Miraflores de los Ángeles, nacido en Morón de la Frontera, en 1881, que fue ganadero y se arruinó tratando de conseguir toros bravos con ojos verdes. Tengamos en cuenta que fue compañero de clase de Juan Ramón Jiménez cuando ambos estudiaban bachillerato y que mantuvo una estrecha amistad con varios miembros de la Generación del 27, especialmente con Rafael Alberti.

Suyo es el poema de Asalto a la Diligencia de Carmona transcrito a continuación y cantado, mu bonito, por Calixto Sánchez: Diligencia de Carmona, / la que por la vega pasas / caminito de Sevilla / con siete mulas castañas, / cruza pronto los palmares, / no hagas alto en las posadas /.../ Remolino en el camino, / siete bandoleros bajan,/ por los alcores del Viso / con sus hembras a las ancas. / Catites, rojos pañuelos, / patillas de boca de hacha. / Ellas, navaja en la liga; / ellos, la faca en la faja; / ellas, la Arabia en los ojos; / ellos, el alma en la espalda. /../Tragabuches, Juan Repiso, / Satanás y Malafacha, / José Candio y el Cencerro / y el capitán Luís de Vargas, /... / Echa vino, montañés, / que lo paga Luís de Vargas, / el que a los pobres socorre /y a los ricos avasalla./ Ve y dile a los milicianos / que la posta está robada / y vamos con nuestras novias / hacia Ecija la llana. / Echa vino montañés, / que lo paga Luís de Vargas.

Al margen de consideraciones legales, lo que se desprende diáfano de la lectura del poema,es que ni Luis Varas, ni ninguno de la cuadrilla se escondía, ni se vendía. En todo caso repartían entre los lugareños que les ayudaban. Esos si eran auténticos bandoleros de leyenda, valga la aparente contradicción. Esos no huyeron ni de España ni de Andalucía. Los que querían capturarlos iban de cara. Y ellos en su vida iban de cara, viviendo en la Sierra. Los Siete Niños de Écija, no vivían en un palacete.

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