Eso es lo que hay!, según SOFI, el reciente informe de Manos Unidas. Además, es un hecho incuestionable que, mientras el número de personas que pasan hambre sigue en aumento, se desperdician toneladas de comida en todo el mundo. Y ahí tenemos que mirar dos consecuencias: se gasta dinero en “fabricar” esa comida que se tira, y se molesta a la naturaleza produciéndola, es decir, dos perjuicios a la vez. Por otra parte, y como es costumbre, África sigue siendo la región más afectada por el hambre: una de cada cinco personas padece inseguridad alimentaria, lo cual es el doble del promedio mundial. ¡Puñetero récord! En el mismo informe también informan de que en 4 años la cifra ha aumentado en 122 millones de personas, lo cual es un fracaso para la humanidad, si es que de verdad somos humanos, añade un servidor. Como es lógico, el informe analiza los efectos del cambio climático sobre esta escasez de alimentos, y afirman “que aunque éste influye, y nos afecta a todos, no todos los seres humanos sufren el hambre por igual”. Además, no se puede ignorar que en África hay acaparamiento de tierras con fines extractivos y agroindustriales. Al final, uno puede, fácilmente, inferir que, en realidad lo que ocurre en África es que, en la práctica, “padecen la explotación de unas personas por otras y de unos países por otros”