A veces no lo vemos

Una vez superada la infancia de sus hijos, tu amiga tomó la decisión de estudiar una carrera de la rama sanitaria

Una de tus amigas lo está pasando mal últimamente, y aunque tratas de animarla, no está en tus manos arreglar la situación en la que se encuentra. El problema es que quien pudiera hacerlo, no ve, o no quiere verlo, lo que está ocurriendo, porque muchas veces no somos más que un número en una estadística, y una décima puede marcar la diferencia entre lo que soñamos y la realidad.

Tu amiga ha tenido una vida difícil, y no vería bien que la contaras en detalle. Podrían no ser determinantes, en su momento vital actual, todos sus sinsabores, pero tú crees que, de conocerse estas circunstancias, quizá no habría pasado lo que está condicionando su futuro. Tu amiga terminó a duras penas los primeros estudios, cambiando constantemente de casa, de ciudad, incluso de país, en un entorno familiar en el que los estudios no eran prioritarios ni por asomo. Con la ayuda de personas bienintencionadas, con la mayoría de edad, pudo obtener el graduado escolar y trabajar para sostenerse a sí misma, en una ciudad diferente, donde ahora vive. Empezó por la parte baja en la pirámide del empleo, con dedicación y empeño, dignificando todo lo que hacía, y siguió estudiando y progresando, a la vez que ejercía de esposa, de madre, de hija, arrastrando esa mochila infinita que, como otras mujeres, no acaba de quitarse de encima, aunque algunas hayamos encontrado a alguien que cree que la talega se lleva mejor entre dos.

Una vez superada la infancia de sus hijos, tu amiga tomó la decisión de estudiar una carrera de la rama sanitaria, aunque ni su edad ni sus circunstancia parecieran favorecer el camino elegido, haciendo el esfuerzo de compatibilizar el trabajo, la casa y los estudios, con una dedicación tan completa a cada uno de los aspectos de su existencia, que muchas veces piensas que su día tiene más de veinticuatro horas. Tu amiga ha ido aprobando asignaturas a pesar de su escasa base formativa, y cuando parecía tener su título al alcance de la mano, ha tropezado con las últimas, con las que lleva peleando estos últimos años, desde la pandemia, y una calificación de 4,9 ha venido a destrozar sus esperanzas. Seguro que el profesor no lo ha hecho a conciencia, sólo que no ha visto lo que eso supone en la vida de tu amiga, porque esa décima es la diferencia entre alcanzar o no su sueño, que es lo que de verdad importa. Los que te queremos, sabemos que lo vas a conseguir.

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